jueves, 18 de marzo de 2010

Por la boca muere


La mística designa un tipo de mundología muy difícil de adquirir. Con ella se alcanza el grado supremo de unión del alma humana, elevandóla hacia lo beatificado y canonizado durante la existencia secular. Boca Juniors se caracterizó imperecederamente por ser uno de los selectos equipos argentinos en maximizar ese summúm y plasmarlo en el plano deportivo. Invariablemente englobó algo arcano, heroico y misterioso que, izado a un recóndito y vivaz fuego sagrado, le permitió encadenar satisfacciones y títulos a gusto y piacere a fines de la década del 90 y principios del 2000.

¿Qué es mística? Mística viene de misterio. Misterio no es el límite del conocimiento, sino lo ilimitado del conocimiento. Conocer más y más, entrar en comunión cada vez más profunda con la realidad que nos envuelve, ir más allá de cualquier horizonte y hacer la experiencia del misterio.
El misterio de Boca (su mística) se presenta aterrador, como un abismo sin fondo. Irrumpe como una lúgubre voz funesta que invita a percibir el mensaje que viene de todas partes, como un llamado cautivador a obtener un éxito que no llega, que se muestra esquivo y remoto en la dirección de un imposible.
Parte de la mística no es pensar las cosas, sino sentirlas tan profundamente, que se alcanza a percibir el misterio fascinante que las habita; y Boca hoy no las siente ni dentro ni fuera de la campiña con cuero. Discurre tanto en lo que debe engendrar y como concebirlo, que su proyecto no fluye.
No estimulan ya ni las célebres bianeventuranzas, ni las empíricas coronas, ni la lexía de los referentes, ni estar penando por una igualdad, ni ser el equipo más vapuleado y ni siquiera haber tenido el arranque más deficiente en la historia del club, con una victoria en nueve partidas, porque los jugadores son autómatas...cyborgs desprolijos. Androides con innumerables fallas de fábrica, que cualquier japonés made in "la tiene clara" desecharía a alguna covacha . Boca está en boca de todos porque es mecánico, maquinal. Porque desde los tres postes no hay un Pato criollo, pero si un García que no alienta desde el rodaje inicial con la potencia de su vigilancia ni embolsa con cautela el grito bajo su palma.
Porque lo que antes era una jungla de cal, plagada de machos cabríos ovíparos de alma, que luchaba a muerte contra los terroristas que osaban penetrar su delimitado campo defensivo, hoy sucumben ante cualquier ráfaga y esquivando masas desviadas, presiones y tormentas, éste viento forma una corriente océanica de temor en el oleaje costero de un certero gol en contra. Porque además, Gaitán, el trapescista de corazón equilibrista, anda al filo de la cuerda que separa el regocijo de tomar el partido con altitud desde el cenit y descarriarse en el contingente peligro de un dribbling eterno, que sobra el match.
Mientras que Riquelme, con un pie mareador y silbador, le pone el cuerpo al ballet, lo empuja, lo resbala, lo mima con una gana y la hace dormir en el pie; y allí dormita, fantaseando con un gol que jamás arriba, y se despabila por fin en el borceguí del prodigio y fiel devoto de los milagros, del autor práctico de la cátedra "todo es posible", que jugando a la ingenuidad no se dejará obstaculizar por la maldad ni la debiliad y descubrirá en cada par la forma de despertar la cualidad positiva. Palermo transformará a los seres y será en el esfuerzo de su espirítu optimista donde no podrá cambiar la acción de los resultados y las pruebas irrefutables no harán mas que acompañar con perseverancia ese último rayo de luz que en la agonía de la rutina llamó a la noche y citó al descuento, que servirá tan sólo para decorar la velada, sumar otro grito y estirar hasta el infinito su papel protagónico y su traje de héroe perpetuo.
Por esto, por la embarazosa incomodidad de Méndez en la siniestra diestra, que no cuantifica ni plantea ecuaciones de evolución para el eje cartesiano constante número diez, por el bochornoso papelón victoriano zurdo de Giménez, que no estrenó casaca y se perdió en la inercia de un equipo que no considerará como correctas las leyes fundamentales de su newtoniano botín izquierdo; y porque ni Insúa ni Chávez pueden viajar a velocidades mentales incalculables en diferentes direcciones y con diferentes valores para penetrar un campo de fuerza magnético en quince minutos, Boca está descuidando su crédito, malgastando fama y en vías de extraviar el prestigio que supo cosechar a nivel mundial, extinguiendo por completo aquella flama mítica. Vehemencia pira que sólo encierra recuerdos y muestra como a los rivales se les hace agua la boca de jugar en la Boca para hundir a éste Boca que por la boca muere, por tenerla abierta y con moscas. Un Boca más juniors que nunca, que habla por boca de ganso, se mete en la boca del lobo y por tener boca de mentiroso es, actualmente, uno de los peores equipos del fútbol argentino.
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