miércoles, 20 de junio de 2007

Héctor Luis Silva


"Los ítems que maneja el vocabulario Puma son la Garra, el Sentimiento, el Coraje, la Camaradería, el Compañerismo, el Corazón y el Sacrificio, entre otras muchas virtudes nobles".

Pero el ser un verdadero Puma, en todo el sentido de la palabra, no abarca solamente ochenta minutos dentro del campo de juego, sino que ese es tal vez un momento culminante de meses y meses de preparación". Ariel Bartolini

Ahora, es verdad que no siempre se han complementado esas cualidades entre los componentes de nuestro seleccionado. Pero afortunadamente esas veces fueron las menos, porque en cambio, la historia Puma ha sido recorrida por figuras que han merecido tal denominación y el personaje de la fecha es uno de ellos. Un real y verdadero Puma con todas las letras.


El club platense "Los Tilos" vio como la pelota de rugby le arrancaba a aquel niño de ocho años una sonrisa y se apoderaba de él durante largas horas. Ese pequeño que manipulaba, sostenía y lanzaba todas las tardes una pelota ovalada creció y, con tan sólo dieciséis años, debutó como octavo en la Primera del club de su ciudad natal, pero nadie, ni Héctor Luis Silva mismo, aquel pícaro niño y adolescente con debut precoz, imaginaría que sería una de las máximas figuras del rugby argentino.

Su formidable talento lo llevó, ya hecho un hombre, a vestir, junto a su característica vincha blanca, la camiseta del seleccionado nacional, con la cual debutó el 12 de mayo de 1965 en la mítica gira que Los Pumas realizaron a Sudáfrica, donde ganaron 11 partidos de 16 disputados. En uno de esos encuentros, contra South Western Districts, se lesionó "Bove" Cazenave, y Silva tuvo que cubrir la plaza de fullback, puesto en el cual produjo una actuación descollante.

Cada pelota que pasó por él se transformó en una jugada de ataque y provocó en cada maniobra la zozobra de la defensa rival.

"Pochola", como se lo conocía popularmente, se convirtió en un referente de Los Pumas, aclamado dentro del rugby mundial y tanto así que en 1971 la Universidad sudafricana de Petroria le ofreció una beca para que se incorpore a su equipo, pero no aceptó y siguió en La plata, donde tiempo mas tarde se recibiría de veterinario.

Padre de Rafael, con quien comparte la pasión por la ovalada, Silva, fue desafectado del plantel nacional por un lapso de 6 años en 1972, ya que apareció su imagen en la televisión para beneficiar a "Los Tilos" justo en un momento complicado para el rugby.

En 1978, con su habilidad intacta, regresó a la selección para seguir brillando. Ese niño lleno de sueños, aquel adolescente con debut prematuro y ese hombre realizado se encontraron dentro de "Pochola" el 9 de Agosto de 1980, en el vestuario de Ferrocarril Oeste, tras el encuentro que disputaron Argentina y Resto del Mundo, y juntos cerraron una brillante trayectoria como jugador con la casaca albiceleste, que continuaría como técnico tres años mas tarde. Una pasión interminable. Un amor de los de antes, de los pocos. Hector Silva, un puma.


"En 1980 juega contra el Resto del Mundo. Marca un try de palomita debajo de los palos. Cuando llega al vestuario Informa que ese fue su ultimo try, que deja el Seleccionado. Se iba un "incunable". Al guardar los botines y cerrar el bolso dijo a manera de reflexión: "El verdadero jugador de Rugby nunca se retira del todo". Tres años mas tarde volvió a Los Pumas como entrenador, "el Hombre de la Vincha", Héctor Luis "Pochola" Silva." Párrafo extraído de enterate.com.ar
“Hay dos condiciones fundamentales para ser Puma: ser buena persona y buen jugador. Uno es Puma toda la vida.” Héctor Silva
Detalle a tener en cuenta: En la foto podrán observar el antes y el después. Detrás del Silva sin vincha podrán divisar en un cuadrito al hombre de la vincha, al puma Pochola.

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