miércoles, 27 de junio de 2012

COMO MI ABUELO Y AMADEO





La Cámara Civil ya los había instado por fallo. La obligación por decreto dictatorial no los convenció. La Ley 25.561 y el artículo primero del inciso “me ne frega” no pudo ser aplicable hasta ayer. ¿Por qué? Porque los morosos son gente de palabra, deudores asumidos sí, pero con códigos. Y si alguna vez dijeron: “te voy a pagar el día del arquero”, fue justamente para no entrar en el rigor de argumentos jurisprudenciales, ni demandas. Ayer fue el gran día. Los acreedores desesperanzados sin peso del juzgado recibieron su impensada tajada. Se conmemoró el día del arquero, en homenaje al natalicio de Amadeo Carrizo, y los burlados fueron resarcidos en fecha.

Apenas un día después y con el eufemismo del "nunca sucederá" superado, caí en la cuenta del cumple 80 de mi abuelo. Otro golero pintón como Amadeo. Que fue golero y no arquero; y que me heredó, por reflejo innato, el ingrato puesto de las acrobacias, los apodos disparatados y la voz demandante de comandante.
Todavía lo veo. Alto y amplio, como Amadeo. Los tres caños bosquejan su estampa en el Ateneo Cecchina, desactivando bombas de cuero a mano cambiada. Todavía lo creo. Imbatible y algo mas que un arquero a lo Amadeo. En cada recuerdo de Papá y en cada penal que supo atajar.
Todavía me veo. Admirando las canas en su pelo, perdiendo al pan-queso y descubriendo un mundo nuevo en ese inseguro lugar sin seguro. En esa cueva para arquero sin flecha y con guantes, donde vallan las guardas, guardan metas y la red enjuicia. Donde no hay anti-moros en la costa, ni judicialmente asediados. Donde las cuentas son claras y resulta sencillo pagar todo antes del día del arquero. Siempre y cuando manden goleros, como mi abuelo y Amadeo.

miércoles, 13 de junio de 2012

MÁS GRÁFICO IMPOSIBLE

La hemorragia de Ponzio en pleno partido

El domingo resolví una encrucijada tácita de mi vida. La frase "de algún culo va a salir sangre" (muy utilizada por mi Papá) siempre me resultó chocante y ambigua. La clara intención de significar "de alguna manera se va a resolver" no me bastaba. Tampoco la versión del dictamen fatalista, que se convierte en amenaza y posterior canchereada. Es decir, tamaña guarrada y semejante esfuerzo anal debían tener algo de literal en el receptor, en un tercero o, por lo menos, en mi Papá.  La idea más convincente y menos simpática es sencilla: alguien tiene que sufrir para que el nuevo cosmos se ordene. Y así fue. La fluxión hemorroidal de Ponzio alineó los planetas y ordenó el caos. River rompió el maleficio y por primera vez en mucho tiempo, tuvo culo. En cualquier otro partido, Vega iba a buscarla adentro, Funes Mori la tiraba a la Sívori y Sessa hacía un gol de arco a arco. Pero la suerte que atrajo el volante tampón, ejerciendo una suerte de rito umbandista y ofrendando su sangre, mediante una shockeante y bizarra hemorragia hemorroidal, le devolvió la legítima fortuna a los millonarios. Las partes íntima de un Ponzio que no actuó de Pilatos, fue leal al club de sus amores y esclareció, con gráfica brusquedad, mi interrogante duda oratoria. 

lunes, 11 de junio de 2012

RAFA, EL ANDROIDE

Tantos méritos y tantos logros desbordan las palabras y aguardan para coronar con léxico al máximo ídolo de París y del mundo. Las palabras se acumulan y no se animan a salir, pero la denuncia es un hecho. Hay que desenmascarar a la maravilla de Manacor.
La emoción y los gestos son una pantalla. Que no logre embaucarlos ese agotado rostro que se ahoga entre abrazos y miradas cómplices en lo profundo del Phillipe Chatrier por séptima vez consecutiva. Rafael Nadal es un androide.

Si bien aún conserva algunos vestigios místicos de organismo vital e imperfecto, Rafa ya no se esfuerza por ocultar su procedencia ni su accionar animatrónico.
No resulta descabellado imaginar a un grupo de pulcros científicos del Instituto Coreano para la Industria Tecnológica interactuando con la prueba piloto de Rafa Nadal, un humanoide antropomorfo capaz de imitar la apariencia humana, algunos aspectos de su conducta de manera autónoma y programado exclusivamente para jugar al tenis.

Tampoco sería irracional la teoría occidental de esta criatura. La de Frankestein o el moderno Prometeo con el maquiavélico tío Toni como sabio creador, riéndose exageradamente y ultimando detalles en la costura del cerebro de Rafa, el monstruo que se rebela contra los paradigmas del tenis y destruye a todos sus rivales como castigo por su hubris. Aunque cierra más lo científico. Concuerda el concepto de organismo cibernético, de cuerpo mejorado tecnológicamente con partes artificiales, entre las que podría destacarse el Brazo Manipulador Universal Programable. Un brazo multiarticulado, polivalente e infalible, desarrollado para destronar, ridiculizar y llenar de ira al ser humano de turno: sea Felipe el hermoso o el mejor tenista de la historia.

Las abrumadoras estadísticas avalan ésta última teoría. Sólo una animación de videojuego puede replicar lo que hicieron Sampras en Wimbledon y Agassi conquistando el Golden Slam. Y la prueba más fehaciente de que es un robot está en que logró ambos hitos en tiempo récord.

Tal vez esa ínfima parte humanitaria sea el escudo de los escépticos. La colaboración en el video de Shakira y los sentimientos evidenciados durante las avasallantes victorias sobre su amigo Mónaco y su compatriota Ferrer ponen en jaque la acusación. Que toma fuerza con Rafa, el hombre (?) políticamente correcto. Más emparentado con un antiguo guerrero sacado de relatos míticos que con Robocop. Juzgándose a sí mismo, con la mente extendida, los sentidos del alma y su raqueta. Destrozando lindes geográficos, geodésicos y naturales. Conquistando territorios. Rompiendo filosofías moralinas, generando pasión y odio. Trayendo lo imposible y resolviendo lo inesperado, que son dos cosas certeramente opuestas y complicadas de unificar.

La era que actualmente vivimos está relacionada con el progreso digital y el ciberespacio como segunda forma de vida, donde los límites convencionales de lo natural y artificial se han borrado. De ahí que como lectores-receptores no se avergüencen de esta visión futurística y dejen florecer sus dudas. Permitanse estudiar ese cuerpo a disposición del arte y observar el instinto asesino de T-X en Terminator, la inteligencia artificial del David de Spielberg y el corazón bicentenario del Andrew Martin interpretado por Robin Williams. Todo y más reunido en Rafa Nadal, un híbrido misterioso y sofisticado. Un verdadero cliché de la Ciencia Ficción. 

jueves, 7 de junio de 2012

A SOLAS CON UNO MISMO



                              Por Osvaldo Ardizzone


¡FELÍZ DÍA DEL PERIODISTA!


Cuando hayas perdido la sinceridad,
Cuando te vuelvas convencional y claudiques hasta de tus más queridas convicciones…
Cuando te elabores los argumentos para justificar tus miserias y, además las justifiques…
Cuando sacrifiques la amistad por el poder,
Cuando festejes el humor de los mediocres como la pobre copera lo hace con sus clientes…
Cuando te acostumbres a juzgar a los demás por la calidad de la ropa que visten…
Cuando mires con conscupicencia la mujer del amigo que te brinda la mesa, el techo y hasta el lecho…
Cuando juzgues despreciativamente a un borracho.
Cuando te erijas en juez inflexible de una prostituta.
Cuando te sientas respetuoso de la ley nada más porque pagas tus impuestos al día…
Cuando te inclines por lo que te conviene y no por lo que realmente sientas.
Cuando después de tres días consecutivos adviertas que ni una sola vez levantaste los ojos al cielo.
Cuando digas con la voz impostada del aforista que deben existir los pobres y los ricos, los triunfadores y los fracasados, los dirigentes y los dirigidos. Y agregues con la misma impostada presuntuosidad que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen…
Cuando te refieras a la gente y no te sientas incluido en ella.
Cuando pronuncies por primera vez la palabra negro con asco.
Cuando te sientas ufano y orgulloso de ser blanco.
Cuando llegues a gerente y además te sientas gerente.
Cuando a fuerzas de proclamar tus desprejuicios desemboques sin escrúpulos en el crimen.
Cuando dejes tus tarjetas en los velatorios para que nadie dude de tu puntualidad…
Cuando entones canciones de protesta porque está de gran moda cantarlas.
Cuando tus más queridos sueños literarios, cuando la fresca espontaneidad de tu primer soneto desemboquen en la prosa gris y árida de un memorándum ejecutivo.
Cuando asistas sin inmutarte a un desalojo.
Cuando proclames ante tus hijos tu brillante carrera de triunfador…
Cuando dejes de concurrir a los parques.
Cuando dejes de mirarle los ojos a las muchachas.
Cuando ya no te quede la posibilidad de un asombro ni un resto de candor, ni una lágrima para una pena ni el estremecimiento para un abrazo de hermano, ni el valor para jugarte en un gesto…
Cuando pierdas la facultad de arrepentirte.
Cuando seas incapaz de perdonar.
Cuando te sientas vacío para querer.
Cuando maquines por primera vez…
Entonces, ¿de qué te servirá el poder, de qué el dinero, de qué los amoríos fáciles, de qué las frases huecas, de qué tu vida?
Porque, entonces, con solo mirarte ante el espejo comprobarás que te has transformado en lo que se dice, comúnmente ¡una mierda!

miércoles, 6 de junio de 2012

OCHO AÑOS DESPUES

Repost homenaje a Gastón Gaudio
Hacía ocho años, El "Gato" vencía a Guillermo Coria y se coronaba campeón en Roland Garros. 
Este texto lo hice a mediados del 2008, cuando Samaniego ya le había colocado el cascabel a este intrincado y colérico micifuz. 



Que lejos queda Temperley cuando los gritos no se oyen desde Francia. Que lejos la avalancha en "La doble visera" cuando después del papelón te vapulearon, en tu propio país, tu hinchada y tus compatriotas. Distante esa paz al son de la electrónica y el funk cuando ya no sos el diez del mundo y estás sumido en una profunda depresión tenística. Allá el 2005 y sus efímeras condecoraciones. Acá estos 2008 insultos que propinó y propinará este felino en el siglo del cibercafé y la terapia.

Un personaje que hace tiempo se comió a su persona y con escarbadientes esparce restos del Gaudio versión "toda la vida jugando al tenis y no mejoré ni un poco", que no aprenderá jamás de los errores y tropezará demasiadas veces con la misma pelotita



Un gato que de felix no tuvo ni el bigote y que decidió ser predecible por ese cascabel que Samaniego le colocó en un apagar de sueños. Que rompió su short en Qatar, que no domó su ira contra la joven estrella europea en Montecarlo y que debió ponerle brillo zapatero al zar del tenis indoor en Shangai en aquella paliza antológica.

Con bronca y sin botas, este gatuno no admirará la sombra de su presente cautiverio ni creerá en el oráculo que ningún dios le baje desde el templo de Salomón. Ni aún creyéndose el cuento del miserable con verborragia pesimista borrará los recuerdos de esa inolvidable semana del aviador, en la que pudo batir la tierra en suelo galo, pincelar de revés el Phillippe Chatrier y llorar de alegría.



Nunca tuvo el alma de hielo ni la cabeza fría, y es por aquello que no alcanzó a reconciliarse con su carácter, ni a dejar de sufrir en cualquier superficie que le diera batalla. Por esto y otro par de malabares con su cabeza, la trayectoria del catedrático de la doctrina “que mal que la estoy pasando” quedará signada como el último tiro con soplido de cubilete. Generala o tachar la doble.

Una noche de éstas, como tantas otras en las que dio ventajas, pernoctará y contará ovejas de errores no forzados juzgando ese “game over” de drive que le costó su altar pagano y el despojo de su patrimonio deportivo. Y será la crónica de un retiro tan anunciado que valdrá su propio peso en oro. Así nomás se irá el micifuz de las cien mil y ningún sonrisas, entre insomnio, ronroneos y maullidos, sabiendo distinguir las dos caras que su raqueta le supo mostrar. Ésa en la que fue rey indiscutido del polvo y ésta en la que tiene que limpiarlo de su rostro cuando ese drop pegó en el fleje y la bomba de miedo se hundió para siempre de su lado y en su gorra, que finalmente se cayó.



Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso
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