martes, 25 de diciembre de 2007

Juan Gilberto Funes



Fue por los 80´. Sí, en esa mismísima época, en la que Meteoro, Mazinger "Z", Astroboy y Los Thundercats divagaban por la jovial mente de algunos niños que estaban abandonando el super bólido, el mensú, los muñecos topi y las muñecas Fluorella sabor. Cuando la mayoría de los púber, con las Adidas New York, un buen pantalón desflecado, el típico sweter punto inglés y el infaltable reloj calculadora, se deleitaban en los cines con "Los Bicivoladores", "El pájaro canta hasta morir", "Muchacho lobo" y "Reto al destino". ¿No te acordás todavía? Vamos, si en pleno jolgorio quinceañero, en esa tanda medio retro, habrás escuchado "Murmullo descuidado" de "Wham" y esa mirada cómplice entre tus viejos te hizo entender todo. Si los habrás escuchado "tirar para arriba" con Miguel Mateos. ¿Te acordaste ya? No hay más líneas para explicártelo. Capaz este personaje ayude. No a vos, pero cuando le tires el apellido a tu papá o a tu tío lo van a tener ahí en la punta de la lengua, queriendo soltarlo, a punto. Buscando ese placer en el recuerdo de semejante tipo. Un centrodelantero solidario que estaba en boca de todos, del fútbol, de la contundencia, de la perseverancia, del gol. Un goleador de alta escuela, de una de las escuelas extintas. Un verdadero atacante. El sinónimo más preciso del centroforward: Juan Gilberto Fúnes.






Aquel indeleble torso ensanchado y algo redondeado. Ese gollete corto, voluminoso y sin papada con esas inconfundibles y morrudas piernas. Inolvidable. Pasó hace un tiempo por acá, ¿ lo viste?. Fue el mismo que se llevaba todo a la rastra con una desmesurada potencia y que si bien habitaba el plano césped, tenía un pelaje oscuro, era venerado por una hinchada fervorosa, más bien una tribu, y estaba constantemente acechado por defensores furibundos, cuasi cazadores, no fue un animal. En realidad sí lo fue. Fue algo similar a un búfalo. Uno indomable dentro del área chica, de tres cuartos para adelante, siempre para adelante. Al frente y a correr. A correr y a la red. Una bestia, un rumiante mamífero patán y bandido, bandido del gol. Ni bisonte, ni buey: búfalo.
Un tipo que a pura polenta, sin pajaritos, pero con alas se llevó el mundo consigo. Con su brío, su auge, su tozudez y su coraje dejó recuerdos inalterables y permanentes. Fulgurantes destellos de argucia, de granujería, de un hambre voraz para romper esquemas y transformar su sagacidad en tanto, en anotación, en número. En número y a sumar. ¿Cuántos van?.




Por haber sido lo que fue, ese afable tipo nacido en la cuna del cuero redondo que mamó jugo de gol y comió papilla de valor, que no se olvidó del fango que tragó ni de cuanto le costó lavar esa casaca estirada de Gimnasia de Mendoza que llevó con orgullo. Por todo eso, San Luís aún tiene seca la garganta.
Siendo un pichón anónimo que siquiera había jugado en la primera categoría, Funes emigró al fútbol de Colombia donde se hizo divinidad a fuerza de su simpleza, de su explosión. De su juego explosivo y de aquellos zambombazos sorpresivos, porque "Rambo" no era sólo goles, sino que además era solidario y federal con sus compañeros. Fue el tanque en la guerra, el objetivo de la misión secreta y el trabajo en equipo. Un centrodelantero diferente, adepto al juego sencillo, claro y sencillo, que tuvo su período de adecuación al balompié colombiano, tanto es así que vivió rachas negativas, pero de la mano de Eduardo Manera, quien se hizo cargo de la dirección técnica del Millonarios, encontró su posición justa. Arrancando desde atrás y con pelota dominada. Allí y así nació el verdadero búfalo, el indómito. Tiempo después y tras increíbles temporadas en el equipo de Bogotá, River Plate lo repatrió para las semifinales de la Copa Libertadores, allá por 1986; y todo lo que sucedió después es historia sabida. La figurita fácil del álbum: La final contra el América de Cali. Falcioni despatarrado y Fúnes con la pelambrera al viento, festejando. Porque el búfalo había domado la esférica en el semicírculo del área y ya se había acomodado. Aguantó la marca del pobre de Luna y giró. Giró, domesticó a Valencia y sacudió la red, ahí, rasante y bajo, ahí, junto al poste izquierdo de Falcioni que se había estirado y mucho, ahí y ya era ídolo, ahí... y River ya era Campeón de América.
Sintió el hambre y el barro, sudó e hizo la plancha. Tomó café en Bogotá, se vistió de héroe en Cali, se encontró de un día para otro en suelo nipón, desplegó su ritmo en la península balcánica siendo un helénico más y se disfrazó de cretense y minoico para clavar la redonda en el arco del triunfo una y mil veces. Más estará su nombre siempre grabado en todo lugar que haya sentido su vigor.
Un corazón de andar cansino le echó la falta y con 29 de mano perdió el partido sin entrar a las buenas. Perdió mal y con sed del bueno, un bueno imposible. Fue aquel soplido y no del viento que lo dejó afuera de todo. Con un pie en La Bombonera, una esposa, un hijo y miles de gritos atragantados. Una insuficiencia cardíaca lo frenó en seco, en el momento justo (donde el siempre supo estar). En el momento justo, bien digo, justo cuando sus latidos se detuvieron por obra de esa estrecha
válvula.

Fue un 11 de enero de 1992 que el "9" tomó su alma y la elevó a los topetazos. Aguantó de espaldas y con el corazón en la mano todo lo que pudo. La muerte le hizo marca personal durante un tiempo y finalmente se llevó al arremetedor, al bandido de goles y de sueños, sueños frustrados, inconclusos. Desvanecidos.

4 comentarios:

Diego Fernando Caldas dijo...

Si señor el mas grande de todos los delanteros de Millos. Gracias Bufalo. Es cierto Munera le encontro el sitio y fue porque Marcelo Trobiani y Silvano Espindola fue su compañero ideal.

Muy buen articulo, ademas lo invito a conocer lostomandos.blogspot.com

Mucha Suerte

martin emilio rodriguez dijo...

un grande de millos, lastima que se alla hido tan ligero de entre nosotros, lo que paso es que el equipo del cielo necesitaba un goleador y de entre todos los goleadores dios escojio a juan gilberto, gracias a el bufalo por todo los hinchas de millos nunca nos olvidaremos de usted

Anónimo dijo...

gracias amigo! gran post!

Anónimo dijo...

Hello. And Bye.

Powered By Blogger