jueves, 25 de diciembre de 2008

Curiosidades


Lo imposible versus lo inesperado
(por Fabián Casas)


El poder de un cyborg, prolijo pero infalible y la mística de un organismo vital, imperfecto. Una mirada a dos estilos deportivos opuestos: Lionel Messi y el Kun Aguero.


Las diferencias surgen ya desde el origen de cada uno. Se puede imaginar, por un lado, la infancia de Messi, construida en los laboratorios cibernéticos españoles. Me lo imagino metido en una cámara aséptica mientras un médico pulcro y completamente vestido de balnco, barbijo incluido, mueve unas palancas metálicas y cromadas que funcionan sujetando al jugador de piernas y brazos y lo estiran, como en una tortura de la Edad Media.


Lionel Messi es como el Terminator que viaja al pasado en Terminator 2 para cargarse a John Connor. Está programado para ir para adelante caiga quien caiga. Si alguien lo destruye o lo desintegra, las partículas con las que está construido se intentan juntar en el suelo atrayéndose mutuamente para volver a formar a Lionel Messi, un jugador que uno recuerda más haciendo publicidades que goles clave en los campeonatos que jugó. Sólo un androide programado puede replicar el gol de Maradona a los ingleses. Y la prueba de que es un robot está en que lo hizo exactamente igual, pero en un partido que no servía para nada.



Por otro lado, está el Kun. Poseedor de uno de los mejores apodos que conozco del fútbol. Un apodo que le puso el abuelo (y acá entra la fábula de la pobre Heidi con el abuelo incluido). Pero el Kun es un muchacho Heidi metal.


Mientras Messi era fabricado en un astillero de máxima seguridad, él comía Guaymallén a granel y corría descalzo por las matas del pasto de Sarandí. Y él sí que hace los goles que tiene que hacer. Como los que le metió a Racing, su archienemigo de Avellaneda, en un partido memorable.

Políticamente incorrecto, el Kun al terminar ese partido se pudo a cantar con sus compañeros este mantra obsceno: "A Racing me lo cojo, a Racing me lo cojo". Las cámaras de TV lo tomaron en ese momento y quedaron estupefactas.



El Kun es así. Es un organismo vital. Hasta se fue a vivir con la hija de Maradona. El, que podría salir con infinidad de mujeres bailanteras y bellas, eligió entrar en la dinastía del caos que, dicen, fue el origen del universo.


Mi filósofo de cabecera. Domin Choi, en su libro Fenomenología de la pelota Pulpo, dice una frase a la que suscribo completamente: "Messi hace lo imposible; el Kun lo inesperado".

Como uno es persona normal que sabe que en la vida hay cosas imposibles- a pesar de Adidas- prefiere lo inesperado que nos regala el Kun. Es como Batman y Superman. Kal- El era un extraterrestre inmortal. Batman, en cambio, era un muñeco perturbado por la muerte de sus padres, sin superpoderes, un tipo oscuro que no tenía en la indumentaria los colores de Estados Unidos. Era el Caballero de la Noche. Era mortal, pero terriblemente habilidoso y certero. Como el Kun.

jueves, 2 de octubre de 2008

Curiosidades



El partenón y las de manteca

El gordo deglutía la octava de manteca en busca de una proeza y un desdichado sometido abrió su irritado ojo tras el utópico sueño de la hamaca paraguaya en el partenón para darse cuenta que no estaba siendo un "champion" más que en ese rington de Queen que le señalaban las seis de la mañana y el campanazo inicial de la pelea más difícil: la diaria.





Esa ventisca matutina que penetró la antigua frazada búlgara fue la primera falla técnica que le dio lugar a un ñoqui en los párpados de Jotacé. Esos "quince minutos más" que se hacen hora y media sorprendieron al ningún espectador de lujo que reservó la butaca en el inexistente escenario de esas cuatro esquinas.





El placentero silencio lo ponía aún más nervioso y le daba una clara ventaja a su rival. Cumpliendo el sueño del visitante en este acolchonado ringside del luna park vacío, el oponente había salido claramente victorioso en las tarjetas de la primera vuelta y el duelo parecía ya tener un apesadumbrado y desganado ganador. Un ventajero de aquellos, un malo conocido.








En el rincón rojo de sus propias palabras, el tocado por la varita trágica padecía el azotamiento del "me afeito mañana" que lo estaba dejando completamente regalado y groggy ante la atenta mirada de Ali que pedía Boma yé. Combinaciones de golpes somníferos besaban su oreja y Sugar Ray le decía que se quede, que descanse.

Ni por la mano de piedra de Durán pudo soportar ese
trompazo de satisfacción que le causó el espionaje de su pierna izquierda por sobre la abusada búlgara que a esa altura ya jugaba de toalla ante la inminencia del frito-nocaut que no tardó en llegar.







Nocaut por cansancio. Nocaut merecido. Tarde y descuento...descuento de sueldo, del día. Y así mientras el sueño se fue con la capucha de la victoria, el café del gordo lloraba migas de esas dos docenas miti manteca- miti grasa que supo domesticar con total lealtad a la gula su portentosa barriga.


sábado, 9 de agosto de 2008

Bellos años



De duendes y figuritas




Rincón me agarró sensible, sin carnet de periodista y evocando goles yuyeros. Ese mini botín soltó la redonda a la izquierda en la esquina y se clavó en el cemento provocando ruido: fútbol.



Allí en esa humilde canchita de la esperanza, el día del amigo se había transformado en final de una tal liga o copa fefi de la categoría 2000. Endiablados contra Rincón fútbol.




Diez duendes de metegol con las medias altas y las mejillas rosadas correteaban detras de una pelota que me clavó la mirada y me atrapó en su juego.




El silbato barrial se hizo bombo de un papá fuera de sí, aplauso de consuelo y vuelta olímpica. A un gorrión iracundo se le derretía el número tres de su espalda en lágrimas mientras se escondía de esa única realidad, de ese 0-1 que seguiría siendo discutido hasta seis o siete chocolatadas después. Su llanto era tan real que me vi reflejado en su caprichoso malestar y parado detras de una reja de recuerdos hacía varios minutos.




Del shock me sacaron el sorbo de pomelo, los gritos y el humo de un asado con más sangre que carne, pero supe entender que en aquellos pocos pero intensos minutos de ese paradójico 20 de julio le había contado un chiste a mi infancia y ese cuento de la buena pipa me había hecho amigar con mi niñez que a esa altura era una figu "nola".





Hoy que vale chumbar y cante pri que voy ulti al arco, ese quemarropa me jugó en contra y entendí que mi nostalgia le estaba haciendo puentechino al veinticinco de mi cabeza y a ese duendecito que entre aplausos distraídos supo patear pelotas de sueños contra el arco infinito de mi categoría 88.

domingo, 6 de julio de 2008

Curiosidades


Él gana.

Tantas palabras y tantos méritos desbordan los logros y aguardan para coronar con léxico al nuevo ídolo de londres y del mundo. Tantas son las palabras que se acumulan y no se animan a salir. Se contienen.

Por contrario, la emoción de la maravilla de manacor florece a borbotones e innumerables gestos se suceden deformando de alegría su agotado rostro que llora y se ahoga entre miradas cómplices
en lo profundo del all england.

Y es que aquel último yerro de drive del mejor de todos había cambiado el filme y por fin el protagonista no despertaba jamás de esa horrible pesadilla que siempre tuvo nombre y apellido: Rafael Nadal.


Que fácil recurrir a la expresión "la tercera es la vencida" cuando el exhortado perseverante es este guerrero sacado de antiguos relatos míticos y puesto a prueba en las dos mil y ocho superficies del siglo veintiuno. Cuando el que hace el esfuerzo es ésta bestia que con 15 años ya humillaba al 81 del mundo (Ramón Delgado) en un partido por los puntos atp.

Sencillo porque de antemano cuenta con la sabiduría de saber juzgarse a sí mismo, alcanzar el punto máximo de concentración y tener la cabeza fría en momentos hipersensibles ya sea para jugar al ping pong con su tío en mallorca o para destrozar anímicamente al robot multicampeón con un passing en punto perdido que peinó la línea e hizo lluvia de papeles con el manual.
Porque se aferrará a esa mínima esperanza de revés y lo intentará tres, nueve, mil o las veces que sea necesario hasta que el planeta raqueta se rinda una vez más ante su puño apretado, que va a estar ahí siempre para destronar, ridiculizar y llenar de ira al ser humano de turno: sea Felipe el hermoso o el mejor tenista de la historia.

Una batalla más a cinco sufribles y dinámicos sets se esfumó en esta guerra de talento interminable entre el 1 y el 2. Se hizo festejo virgen y blanco para Nadal. Se hizo pasado, presente y futuro perfecto en tercera persona de su singular. Singular estilo de juego que sólo conoce un verbo: ganar.

domingo, 1 de junio de 2008

Bellos años


Incapaz

Matías se levantó la rojiza media, mientras esa lágrima le recorría la mejilla, y entendió que aquella tarde estaría parado en el círculo central, pero que no estaría en el campo.
Comprendió que no quería jugar al fútbol, que quería llorar. Sin embargo jugó y no porque necesitara escapar de eso, o al menos...eso creía. Jugó bien. Mucho mejor que otras veces en las que tenía ganas.

Y así con c de capaz doy comienzo a mi texto, porque ésta es la historia del tipo más capaz, tal vez demasiado para sus ya escasas ganas.
Una especie de Julio César remixado con Ptolomeo enfrascado en un jarrón de recuerdos. Ahí lo vas a encontrar justificandose
ante nosotros y ante sí mismo. Irritado por el detalle más tonto y orgulloso por algún batallador accionar.
Acorazado en un sarcasmo supremo te hablará en voz alta y te repetirá infinidad de veces que si muere en la montaña quiere que lo entierren en el mar y que si
muere en el mar quiere que lo entierren en la montaña.
Allá está llorando de amor y diciendote cuanto te quiere en navidad. Emocionado y en calzón porque Riquelme sacó a pasear sin correa a Makélélé y Palermo hizo otro golcito de película.
Acá está creyendose el mejor entre los dioses, alardeando y dando órdenes hasta el convencimiento ajeno.
Bandolero monótono y tecnológico se transformará en un estruendo de ira cuando le digas lo que no quiere oír: nada que haga mal.
Por la sombra de sus sentimientos comprenderá que sus reacciones no son las adecuadas y sabrá que no probaremos ya ese célebre e infaltable bocado de cariño que siempre ofreció
con vanidad. Pero él es así y así será. Porque así empezó la cuestión. Tomalo o dejalo. El fútbol se transforma en cerveza y tarta. El tc se hace sobremesa de domingo con ganas de flan. Él, sólo él.
Él sin mí. Ni atravesando su caprichoso espaldar lograrán moverlo de su inestable piso. No asimilará que lo heroíco no es morir sino vivir bien, porque no quiere.
Puede que éste que solía ser mi lazarillo hoy se haya quedado ciego, puede que éste enamorado de la impaciencia esté algo perdido, pero sé que aún así podría encontrarme en la oscuridad. En la mía o en la suya.
Y aunque tal vez este asador hoy no escuche el aplauso deberá buscarlo porque está ahí, a su alcance. Ahí ... en el quincho, donde lo voy a esperar para darle ése y un par de aplausos más.

domingo, 27 de abril de 2008

Bellos años



Tema del día: El fity



Intentando silbar alto salí ansioso del jardín, el beso con gusto a tabáco y a merienda de mamá me recibía una vez mas. Era ese el instante que esperaba siempre. Te ibamos a visitar.

Inseparable y comestible amigo de variado gusto, sabor y color. Distinto a todos te parabas inusualmente con tus dos pies sobre la góndola con total suficiencia sabiéndote predilécto.
Soñando fondo de dulce de leche, Frankestein me obligaba a cavar con la cuchara y recorrer su interior por completo.
Si esos tres ojos locos se metían en mi paladar y me hacían sentir vainilla-chocolate felíz o chocolate-vainilla triste.
Tan perfecto tu envase como tu nombre. Cortito y claro para que mis pocos abriles no pudiesen fallar tu pronunciación. -Quiero fity. Nada raro, algo preciso y simpático: fity.

Sabiendo silbar alto y bajo preferí no hacerlo y salí de la facultad, mamá me mandó un te quiero por texto, mi amigo encendió un cigarrillo y lo sentí otra vez. Ahí estaba. En ese mix americana- dulce de lecho que causaron el mimo al alma de mamá y el desagradable humo del adicto muchachón.
Mi mente te volvió a visitar sabiendo que sos un separable, ausente e incomestible amigo y cavó con la cuchara un pequeño surco en mi nostálgico corazón que se llenó de nuevo cuando mi mamá con un gesto que enternecería al mismísimo gargamel y sin saber lo que yo había pensado me dijo: - Te acordas del postrecito que tenía patitas, te encantaba.
En fin, el fity no fue para mí sólo una merienda sino la excusa entre mi mamá, su beso con o sin olor a cigarrillo y yo.

jueves, 3 de abril de 2008

No se olviden de...


...este no ídolo que hoy desfila por una pasarela de discos rígidos con memoria expansiva y se tropieza con su enmarañado dribbling eterno hasta la recapitulación.


Raúl Humberto "Pipi" Vattimos

Tocando bocina por la banda derecha y luciendo su traje de turno se hace presente este mozo de cordel, que llevó sin cuerda la carga de ser un futbolista que no se hacía presente en el marcador, que no solía pisar el área rival y que en silencio manejó el bastón del autocastigo a la hora de mostrarse contadas veces en la pantalla.

Federico Mouras causaba un virus masivo que conmocionaba a la argentina aquel bisiesto 1988 y Vattimos ya se había calzado la camiseta de Talleres de Córdoba. Muchos años a la par de un tránsito congestionado de veloces wings y pelotas silbadoras lo depositaron contra el cartel y fuera del fútbol allá por el 2000 cuando viajaba en un globo que salía de memoria a la orden de Cúper.

Hoy día ya no madruga recordando el sueño de ese carril ambidiestro y sólo se dedica a representar jugadores. Pidiendo permiso, tocando bocina.

Trayectoria: Talleres de Córdoba, Velez, Mandiyú de Corrientes, Platense, Lanús, Quilmes y Huracán.



¿Te acordás de Vattimos?

Si, me acuerdo.

sábado, 29 de marzo de 2008

Bellos años



Tema del día: Los caballeros del zodíaco.



Se dibuja una sonrisa



Ese meteoro de pegaso se metió de lleno en algún corazón que contagió al mío y lo bañó de bronce, plata y oro. Lo hizo armadura, torneo galáctico y batalla hasta el final. Lo hizo llanto, asgard y poseídon.



Fueron guardianes no sólo del universo y de Saori, sino de millones de chicos que esperaban ansiosos para pelear, junto a ellos, contra las fuerzas demoníacas. Retumba en mis oídos la melancólica música y
me muestra que Shiryu se quedó ciego o que Ikki perdió sus cinco sentidos.

Mis lágrimas emotivas se vuelven a congelar una y otra vez cuando Hyoga visita a su inmaculada madre en la barca del subsuelo del hielo o cuando es salvado por Shun en las doce casas.

Mi cuerpo eleva el cosmos y logra obtener el séptimo sentido cuando la flor negra de Piscis penetra a Andrómeda y el capítulo me deja boquiabierto y con la chocolatada llena. Porque todos nos creíamos caballeros y soñabamos con matar de una buena vez a máscara de muerte en cáncer, con ayudar a recolectar los diamantes de Odín y por qué no? quedarnos con la violácea y bonita Atenea, pero nos despertabamos en el colegio, en el recreo, sin armadura y para colmo todos con el mismo uniforme.

Pasaron muchos muñecos "truchos", pocos originales y demasiados años. Sin embargo no hay puño fantasma que me haga olvidar o ver de otra manera la realidad de lo que para mí fueron los Caballeros del Zodíaco, porque aún hoy, de tanto en tanto, me levanto con el cosmo renovado y le tiro al espejo un último rayo de aurora que se hace polvo de estrellas junto a capricornio y vuelve desde el infinito para instalarse por siempre en la galaxia de mí recuerdo.

sábado, 22 de marzo de 2008

Lo que se viene...





En construcción.
Próximamente nuevas secciones:
- Bellos años
-Lo digo o no lo digo
- No se olviden de...
- Y muchos más perfiles con amigos invitados.

lunes, 11 de febrero de 2008

Gastón Gaudio



"Autoexigencia, hipersensibilidad, negatividad y otra laguna mental que lo venció, lo doblegó y logró sacarlo del partido. Uno de esos estancamientos psicológicos que hacen que sufra y que al tenis le duela.
Una larga historia de amor entre Gastón y la raqueta que vuelve a interrumpirse ¿definitivamente? por un tercero: su propia mente."
(Fragmento extraído de una nota mía realizada para Deportea el 1ro de Junio del 2007. Aquel día, Gaudio fue eliminado por Lleyton Hewitt de Roland Garros pese a haber ganado los dos primeros sets del partido)



Que lejos queda Temperley cuando los gritos se oyen desde Francia, que lejos los cánticos en La doble visera si hoy, después del papelón, te vapulean en tu propio país, tus hinchas y tus compatriotas. Distante esa paz al son de la electrónica y el funk cuando ya no sos el diez del mundo y estás sumido en una profunda depresión tenística. Allá el 2005 y sus efímeras condecoraciones y acá esos 2008 insultos que propinó y propinará este felino en el siglo del cibercafé y la terapia.

Un personaje que hace tiempo se comió a su persona y con escarbadientes esparce restos de éste Gaudio versión "toda la vida jugando al tenis y no mejoré ni un poco", que no aprenderá jamás de los errores y tropezará demasiadas veces con la misma...pelotita



Un gato que de felix no tuvo ni el bigote y que decidió ser predecible por ese cascabel que Samaniego le colocó en un apagar de sueños. Que intentó que la impotencia no lo incitase a romper un pantalón en Qatar, que la ira no le sugiriera discutir contra la joven estrella europea en Montecarlo y que la resignación no lo hiciese quedar zapatero y ponerle brillo al zar del tenis indoor en Shangai, pero no pudo, no supo.

Con bronca y sin botas, este gatuno no admirará la sombra de su presente cautiverio ni creerá en el oráculo que ningún dios le baje desde el templo de Salomón. Tampoco se quitará la gorra ante nadie, ni aún creyéndose el cuento del más miserable, porque siempre tuvo presente en el fondo de su pesimista verborrea que, junto al gigante y a la enorme, fue el único que pudo batir la tierra en suelo galo y pincelar de drive el Phillippe Chatrier. Ah y llorar, de alegría.



Nunca tuvo el alma de hielo ni la cabeza fría, y es por aquello que no alcanzó a reconciliarse con su carácter, ni a dejar de sufrir en cualquier superficie que le diera batalla. Por esto y otro par de malabares con su cabeza, la trayectoria del catedrático de la doctrina “que mal que la estoy pasando” quedará signada como ese último tiro, con soplido de cubilete, en el que hasta los dados tiemblan y rezan por verse involucrados en su propia concepción de quintillizos. Generala o tachar la doble.


Una noche de éstas, como tantas otras en las que dio ventajas, pernoctará y contará ovejas de errores no forzados juzgando ese “game over” de revés que le costó su altar pagano y el despojo de su patrimonio deportivo. Y será la crónica de un retiro tan anunciado que valdrá su propio peso en oro. Así nomás se irá el micifuz de las cien mil y ningún sonrisas, entre insomnio, ronroneos y maullidos, sabiendo distinguir las dos caras que su raqueta le supo mostrar. Ésa en la que fue rey indiscutido del polvo y ésta en la que tiene que limpiarlo de su rostro cuando ese drop pegó en el fleje y la bomba de miedo se hundió para siempre de su lado y en su gorra, que finalmente se cayó.



Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso

miércoles, 30 de enero de 2008

Fernando Carlos Redondo Neri








Redondo, redondo barril con..fútbol.





Y así comenzamos... hojeando el legendario cuento del príncipe de las mil maravillas. Aquel que supo ser conde y duque de su exclusiva dinastía gambeteando rivales en un baldosín. Ese copartícipe vip del "hall of fame" del que brotaba distinción. Esa empalagosa y nevada perla que se ganó el pedestal merengue con su delicadeza: Fernando Carlos Redondo Neri.

Un vendaval de categoría sopló y nos arrastró al principio del cuento. Allí cuando ese rapaz muchachito de Adrogué, con la remera adentro y el pelo mojado, bien mojado, desparramaba por las canchas de salón su estilo pulcro, estético y presumido. Fue ese talento natural, made in gambeta y orden, made in casa, el que lo llevó, tan sólo con 15 años, a debutar en la primera de Argentinos Juniors y luego a ser transferido al Tenerife español.


Y a partir de allí el tiempista de los tiempistas se aferró a la más linda y no la soltó. Recorrió el globo con el globo jugando a ser Alfredo Distéfano y fantaseando ser nadie más que el mismísimo Fernando Redondo. Ni por los colores del cielo y el alma resignó su prodigiosa cabellera. Se acomodó las medias en Madrid, se ató los botines en Milán y los dejó hablar en Adrogué, en Ezeiza: en toda la Argentina.



Siguió al frente de la cátedra en silencio y pese al burdo palabrarerío de muchos parlanchines escrutadores de almas y actitudes ajenas. No confió en su izquierda, no tuvo mano derecha y por un pelo fue excluido de la selección. Observó el intrincado crucigrama de críticas que bajó desde su cabeza hasta su fineza, junto a alguna gota de sudor y devolvió un enjambre de consagraciones (1 Copa América, 1 Copa Confederaciones, 1 Copa Sudamericana, 1 Supercopa Española, 1 Copa de Italia, 2 Ligas Españolas y 3 Copas de Europa).



Fue en su apogeo cuando sus cotizadas rodillas de cristal comenzaron a resquebrajarse. Vueltas sin idas que hacían más valedera su presencia y personalidad, que demostraban que su irremplazable fútbol de manual y esa enciclopedia inexpugnable de movimientos armónicos eran la pieza clave de cualquier equipo.



El 19 de agosto del 2000 el ligamento cruzado anterior estalló en calvario, en recuperaciones y posteriores recaídas alargadas durante 26 meses de bronca en los que el Milan no pudo contar con él, ni él con su sueldo, porque así lo quiso. La gracia a pie dijo basta en 2004, el fútbol en estado tangible se cansó de ser el protector de su porte y se hizo sombra.


Con elegancia hasta en los botines rompió sin piedad el cuadro de cualquier artista y se lo adjudicó firmando en el reverso. Movimientos sincronizados y hasta coreográficos que marcaron el son de su ballet cortesano que aún perdura. Una magistral clase interpretada por el miembro mas prodigioso de la familia real, real madrid.

Un no sé quien se viste de blanco y a la espera desde las gradas recuerda que el bailarín ya brindó su mejor vals e hipnotizó a todos con su galantería. A la espera de escuchar alguna vez aplausos similares.

Una afición nostálgica y empecinada se tapa los ojos y un Santiago Bernabeu absolutamente necesitado y harto de siquiera poder ver la estela de su última gran estrella se hace cargo del primer impulso para cerrar esta historia.


Y así culminamos... golpeando la tapa contra la última hoja del cuento del hábil caminador de la cancha, de este alumno con ventaja de la escuela pedagógica, categórica y sutíl. Un mediocampo se desplomará entero y se rendirá a los pies del eterno y vicioso Príncipe del círculo central. Y es que el es el príncipe. El príncipe de pelo largo, con la 5 en la espalda y la redonda bajo la gamuza.
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