miércoles, 6 de junio de 2012

OCHO AÑOS DESPUES

Repost homenaje a Gastón Gaudio
Hacía ocho años, El "Gato" vencía a Guillermo Coria y se coronaba campeón en Roland Garros. 
Este texto lo hice a mediados del 2008, cuando Samaniego ya le había colocado el cascabel a este intrincado y colérico micifuz. 



Que lejos queda Temperley cuando los gritos no se oyen desde Francia. Que lejos la avalancha en "La doble visera" cuando después del papelón te vapulearon, en tu propio país, tu hinchada y tus compatriotas. Distante esa paz al son de la electrónica y el funk cuando ya no sos el diez del mundo y estás sumido en una profunda depresión tenística. Allá el 2005 y sus efímeras condecoraciones. Acá estos 2008 insultos que propinó y propinará este felino en el siglo del cibercafé y la terapia.

Un personaje que hace tiempo se comió a su persona y con escarbadientes esparce restos del Gaudio versión "toda la vida jugando al tenis y no mejoré ni un poco", que no aprenderá jamás de los errores y tropezará demasiadas veces con la misma pelotita



Un gato que de felix no tuvo ni el bigote y que decidió ser predecible por ese cascabel que Samaniego le colocó en un apagar de sueños. Que rompió su short en Qatar, que no domó su ira contra la joven estrella europea en Montecarlo y que debió ponerle brillo zapatero al zar del tenis indoor en Shangai en aquella paliza antológica.

Con bronca y sin botas, este gatuno no admirará la sombra de su presente cautiverio ni creerá en el oráculo que ningún dios le baje desde el templo de Salomón. Ni aún creyéndose el cuento del miserable con verborragia pesimista borrará los recuerdos de esa inolvidable semana del aviador, en la que pudo batir la tierra en suelo galo, pincelar de revés el Phillippe Chatrier y llorar de alegría.



Nunca tuvo el alma de hielo ni la cabeza fría, y es por aquello que no alcanzó a reconciliarse con su carácter, ni a dejar de sufrir en cualquier superficie que le diera batalla. Por esto y otro par de malabares con su cabeza, la trayectoria del catedrático de la doctrina “que mal que la estoy pasando” quedará signada como el último tiro con soplido de cubilete. Generala o tachar la doble.

Una noche de éstas, como tantas otras en las que dio ventajas, pernoctará y contará ovejas de errores no forzados juzgando ese “game over” de drive que le costó su altar pagano y el despojo de su patrimonio deportivo. Y será la crónica de un retiro tan anunciado que valdrá su propio peso en oro. Así nomás se irá el micifuz de las cien mil y ningún sonrisas, entre insomnio, ronroneos y maullidos, sabiendo distinguir las dos caras que su raqueta le supo mostrar. Ésa en la que fue rey indiscutido del polvo y ésta en la que tiene que limpiarlo de su rostro cuando ese drop pegó en el fleje y la bomba de miedo se hundió para siempre de su lado y en su gorra, que finalmente se cayó.



Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso

No hay comentarios:

Powered By Blogger